Posteriormente algunas madres de familia que habían colocado a sus hijas en el Colegio de Trujillo al ver la buena educación que en él daban las hermanas, formaron una Junta para conseguir los recursos necesarios y por medio de la Superiora del Colegio de Trujillo, redactaron las bases de un convenio que debía celebrarse entre ambas partes para poder instalar las hermanas en la ciudad de Cáceres.

El 12 de Octubre de 1889 informó de todo a la Rvdma. Madre Ana Soler. En su carta las señoras: Dª Justa Montenegro, Teresa Cabrera y Arsenia Martín, piden haya tres clases de alumnas: internas mediopensionistas y externas, fijando los precios de 60,30 y 10 pts mensuales, se comprometen a sufragar los gastos de las hermanas, el oratorio y el capellán así como amueblar la casa. Envían el plano de la casa con patio y jardín hasta que consiguen que el 3 de Febrero de 1890, se abrieran las primeras clases.